Desde hace miles de años el ser humano soñó con ser como las aves, de volar, de remontarse en las alturas y conquistar el cielo. En la historia hay un sinnúmero de intentos fallidos. Para muchos le parecía imposible. Reafirmaban sus convicciones y decían que si Dios hubiese querido que el hombre volara le hubiese hecho alas. Esta mentalidad se mantuvo por mucho tiempo, hasta que aparecen en escena los hermanos Wright y el 17 de diciembre del 1903, logran realizar su primer vuelo utilizando un planeador fabricado por ellos mismo. Ese primer vuelo duro tan solo 12 segundos, pero fue suficiente para romper las creencias o los paradigmas de la época. Luego de esto, en tan solo 60 años, el ser humano llega a la luna y hoy en día millones de personas viajan por todo el mundo utilizando un avión. De la misma forma que ocurrió con la historia de la aviación, puede ocurre en la vida de cada uno de nosotros. Tenemos sueños y metas que sobrepasan nuestra capacidad y para poder lograrlo tenemos que romper esos límites que han sido establecido. Al hablar de limites no me refiero a la falta de recursos, de talentos, habilidades u oportunidades que podamos tener, sino a nuestras creencias que nos hacen percibir que es imposible lograrlo.
¿Cómo se forman las creencias?
A lo largo de la vida pasamos por diferentes experiencias y cada cual la va a percibir de diferente manera. De esta forma en nuestro cerebro se producen ideas, pensamientos y creencias, que dirigen nuestra vida y forman nuestra realidad. Las creencias se pueden dividir en dos tipos: las creencias limitantes y creencias potenciadoras.
Creencias Limitantes
Las creencias limitantes se pueden definir como esas creencias negativas que consideramos como cierto, sin que realmente lo sean. Estas nos condicionan y nos influyen de forma negativa en nuestro diario vivir. Por ejemplo, puedo pensar que “no soy lo suficientemente bueno”, “no tengo la capacidad”, “siempre hago las cosas mal” o “a la largar todo lo daño”. Las creencias limitantes influyen en la forma que me siento y me comporto; son automáticas e intrusivas. Por esto surgen cuando menos uno se lo espera. Por ejemplo, ese hombre que está a punto de emprender un negocio; cuando menos se lo espera surgen las creencias limitantes “y si no lo logro”, “si fracaso”, “si no tengo el suficiente dinero” o “si lo pierdo todo”. Si no es capaz de gestionar de una forma correcta, estas creencias limitarán su potencial y su capacidad de lograr su meta de emprender su negocio. Miren este otro ejemplo, esta mujer que está criando a su hijo sola. Todo va muy bien hasta que un día aparecen las creencias limitantes: “Y si no lo hago bien”, “si por mi culpa mi hijo se echa a perder” o “que será del futuro de mi hijo”. De igual manera, si no lo gestiona de una forma correcta estas creencias provocarán un estado de ánimo de tristezas y desesperanza, limitando su capacidad para criar a su hijo.
Así como estos, hay muchos ejemplos de cómo las creencias limitantes afectan todas las áreas de nuestra vida. En primer lugar, afecta nuestra capacidad para conectarnos con nuestro potencial interno, limita la ejecución de nuestros talentos, destrezas y fortalezas. También, afecta nuestra capacidad para enfrentar los problemas, para identificar nuestros recursos, en la toma de decisiones, disminuye nuestra creatividad y motivación. Por esta razón disminuye la probabilidad de lograr nuestros objetivos.
Creencias Potenciadoras
Las creencias potenciadoras son esos pensamientos positivos que te condicionan, te hacen avanzar al logro de tus metas y provoca que saquemos nuestra mejor versión de nosotros mismos. Por ejemplo, “soy una buena persona”, “tengo talentos” o “puedo lograr lo que me propongo”. Las creencias potenciadoras influyen en tus emociones y comportamientos de forma positiva. Desatan tu potencial, maximizan tus talentos, destrezas y fortaleza. Aumenta tu creatividad, tu capacidad para enfrentar los retos y tu capacidad para tomar decisiones. La persona puede evaluarse y sin negar su realidad puede encontrar los recursos que necesita para luchar por sus sueños.
¿Qué podemos hacer para generar cambios en nuestras creencias?
– Aceptación. Lo primero es entender que las creencias limitantes y creencias potenciadoras conviven juntas. Muchos quisiéramos eliminar todas nuestras creencias limitantes y quedarnos tan solo con las creencias potenciadoras; pero la realidad es que en muchos casos esto no es posible. Por esto las aceptamos y a pesar de ellas nos disponemos a luchar por nuestros sueños.
– Bájale el volumen a las creencias limitantes. Esto es como cuando intentamos hablar con una persona en un lugar donde hay mucho ruido. Si te enfocas en la persona y en lo que trata de decir sentirás como el ruido disminuye y puedes entender lo que dice la otra persona. De la misma forma, podemos decidir en que nos vamos a enfocar; en lo que dice tus creencias limitantes o tus creencias potenciadoras.
– Aprende a gestionar los pensamientos. Cuando te sientas que estás pensando de forma negativa y esto te está abrumando; Para. Puedes decirlo con una palabra (PARA), dando un aplauso o haciendo un gesto. Luego reflexiona sobre el pensamiento. Sin discutir la veracidad del pensamiento nos podemos preguntar: ¿Este pensamiento me ayuda a lograr mis sueños?, Si no es así, haste la siguiente pregunta: ¿Qué pensamientos me puede ayudar a lograr mis sueños? Luego sustituye esa creencia limitante por una creencia potenciadora y reflexiona sobre ella. Al final, trata de enfocarte en otra tarea. De esta forma le das un descanso a tu cerebro.
– Fortalece tus creencias potenciadoras. En vez de gastar tu tiempo y energía tratando de eliminar tus creencias limitantes, dedica tiempo a generar creencias potenciadoras. Estas no siempre surgen de forma automáticas. Tenemos que trabajar, esforzarnos y desarrollar hábitos saludables de pensar de forma optimista.
Para concluir podemos decir que cuando logramos generar cambios en nuestra manera de pensar rompemos nuestros limites, aumentamos nuestro desempeño y bienestar. En ese punto estamos listo para conquistar nuestros sueños.