No sé a cuantos, de ustedes, al igual que a mí, les gusta establecer metas en la vida, escribirlas y crea un plan de los pasos a seguir para alcanzarlas. Establecemos metas tales como: mejorar nuestro físico, tener un mejor empleo, comenzar a estudiar, comprar una casa, casarnos, ir de viaje, tener un hijo entre otras. Si te tomas un minuto para reflexionar, te darás cuenta que detrás de todo esto, nuestra motivación primaria es ser más felices de lo que somos actualmente. Esto es muy cierto, la búsqueda de un objetivo tiende a incrementar los niveles del bienestar o felicidad. Es por esto, que hoy te propongo a que añadas otro objetivo a tu lista; este es : “Vive Tu Vida con Propósito”.
Características de una Vida con Propósito
Cuando vivimos una vida con propósito podemos encontrar una razón por la cual levantarnos cada mañana y luchar por lo que queremos. El propósito de vida es ese proyecto de vida, es la certeza de saber para qué naciste, es la mecha que enciende tu pasión y la que le da dirección a tu vida. Una vida con propósito tiene por lo menos dos características:
- Está basado en el amor al prójimo: Encontramos un propósito en nuestra vida en la medida que tengamos la capacidad de amar, de ser sensible a las necesidades del prójimo y el deseo de ayudar. Es por eso por lo que siempre que hablamos de vivir con propósito nos referimos al deseo interno de servir, dar, ayudar, amar o cuidar a otros.
- En ocasiones es un sacrificio: El vivir una vida con propósito no siempre va a ser fácil y llenas de emociones positivas como la alegría o el gozo. Por ejemplo, esa mujer que se ha sacrificado por año cuidando a su padre enferma, esa madre que cría a sus hijos sola o ese hombre que ha dedicado su vida para ayudar a los pobres y necesitados. Es un sacrificio, no se hace porque se sienta bien, sino porque uno sabe que es lo correcto; pero al final producirá una sensación de satisfacción al saber que hicimos lo que teníamos que hacer.
El vivir con propósito provoca que nuestra vida cobre sentido y valor. Esto se lograr a través de acciones diarias, con intención y disciplina. Como hemos aprendido podemos encontrar propósito a través del amor y el servicio que le expresemos a nuestros semejantes, como lo son nuestros familiares, amigos, vecinos o compañeros de trabajo. Por ejemplo, ya no voy a ir a ese trabajo que tanto odio, que me aburre y que ya no espero la hora de dejarlo y buscar otro. Ahora, mi actitud puede cambiar y decir: “mi trabajo es parte de mi propósito de vida. Es el lugar donde voy a encontrar personas que puedo ayudar, servir, dar, cuidar e impactar su vida”. Al conectarnos diariamente y de una forma consciente a nuestro propósito generamos cambios en nuestra actitud, en nuestra forma de ver la vida y en nuestro bienestar.