El 27 de junio de 1880, en el estado de la Alabama, Estados Unido, nació Hellen Keller. Su primer año y medio de vida transcurrió sin problema, rodeada de una familia que la amaba y cuidaba. Un tiempo más tarde sufre de una rara enfermedad, la cual la dejo ciega, sorda y sin su capacidad para hablar. Le resultaba imposible comunicarse de alguna forma; era considerada por su familia como una desgracia de la naturaleza y como una niña sin posibilidad alguna de recuperación.
Su situación comienza a cambiar cuando a la edad de 7 años llega a su vida la Institutriz, Ann Sullivan. Ella le enseñó a hablar y leer con “el sistema braille para ciegos”. Luego asistió al Instituto Perkins para ciegos y a la Escuela Wright-Humason para los Sordos en Nueva York. Cuando Helen tenía 24 años, en 1904, se graduó cum laude de Radcliffe College y llegó a ser la primera persona sorda en graduarse de la universidad. Sus logros no se quedaron ahí, Hellen se convirtió en una extraordinaria oradora y escritora defensora de los derechos de las personas discapacitadas y de los trabajadores. Dedicó su vida a viajar por el mundo llevando su mensaje.
¿Cuál fue su secreto?
En uno de sus primeros libros, el cual tituló “El Poder del Optimismo”, nos enseña su secreto personal de como una persona con una mentalidad optimista tiene el poder de convertir su adversidad en un reto, en una oportunidad y en un logro.
Hellen, sabía que la forma en que uno ve la adversidad lo es todo. Uno puede ver la adversidad como una amenaza que viene a destruirnos. Al evaluar nuestros recursos, pensamos que no tenemos la capacidad para enfrentarla. Esta forma de pensar negativa nos lleva a sentir temor, paralizarnos y dejar de avanzar; ya que esperamos lo peor.
En cambio, una persona optimista se define como aquella persona que desarrolla la habilidad de ver la vida como un reto, dinámica y llena de oportunidades (Danes, 2006). Por esto, cuando tiene que enfrentar la adversidad no la ve como una amenaza, sino como un reto. Sabe que tiene los recursos necesarios, aunque pueda ser difícil, persevera porque sabe que va a vencer.
Este tipo de mentalidad no tan solo provoca que aumente la probabilidad de lograr su meta, sino que, según las investigaciones, una persona optimista presenta niveles más alto de bienestar o felicidad en comparación a una persona pesimista.
¿Qué podemos hacer para cultivar el optimismo?
No todos nacemos siendo optimistas, pero se sabe que esta es una habilidad que se puede desarrollar. Es por esto, que te quiero presentar la técnica de reencuadre. Esta técnica nos ayuda a reflexionar sobre la situación negativa que podemos estar enfrentando, nos fuerza a ver la parte positiva de la misma, sin negar lo negativo o doloroso que pueda ser. Esto te ayuda a desarrollar una mentalidad optimista. Para practicar este ejercicio te recomiendo que busques un lugar tranquilo y libre de distractores. Puedes cerrar tus ojos o abiertos enfocado en un punto. Busca enfocarte en el presente y reflexiona en las siguientes preguntas:
- ¿Puede salir algo bueno de todo esto?
- ¿Presenta alguna oportunidad para mí?
- De esta situación, ¿Por qué puedo dar gracias?
- ¿Qué puedo aprender para aplicarlo en el futuro?
Todo lo que surja de esta reflexión la puedes escribir en tu diario de bienestar. De vez en cuando puedes leer las anotaciones y evaluar tu progreso. Utiliza esta técnica la mayor cantidad posible de veces hasta que se convierta en un hábito saludable.
¡Espero que te sea mucha utilidad!